segunda-feira, 4 de maio de 2009

Conferência de Encerramento da Pós-Graduação em Imprensa Regional com a Prof. Doutora Ana Tamarit Rodríguez, da Universidade Pontifícia de Salamanca

LAS MENTIRAS Y VERDADES DEL PERIODISMO REGIONAL
Facultad de Letras (Universidad de Coimbra)
(Mayo de 2009)
Dra. Ana Tamarit Rodríguez

Agradezco a la Facultad de Letras de la Universidad el haberme invitado para compartir con todos vosotros algunas de las claves que dominan la prensa regional o, si me lo permiten, el periodismo regional.
Es posible que a estas alturas os haya sorprendido el título que he elegido para esta conferencia: Las mentiras y verdades del periodismo regional. ¿Cómo se construyen las mentiras dentro de la información? ¿Cómo se puede mentir haciendo un periodismo próximo y cercano que, se supone, favorece y ayuda al desarrollo de cualquier comunidad? O en realidad hablamos de ¿una prensa de segunda categoría y por lo tanto condenada al fracaso y catapultada por tanta dosis de globalización?
Os planteo estas interrogantes con la finalidad de poder dar una respuesta a lo largo de mi intervención. Pero os advierto, los datos y reflexiones que os voy a exponer no invitan precisamente al entusiasmo. Es más, invitan al pesimismo de la razón.
¿Por qué ejercemos el periodismo?
La tarea de periodista sólo se puede ejercer en un país que tenga libertades, donde las libertades se garanticen. Es decir, el periodismo es fruto de la democracia. Y se trata de una actividad que se realiza, primero conociendo, después contrastando y finalmente, contando. Y para ello se requiere tiempo. Conocer, no es algo fácil. Conocer lo que otro sabe con anterioridad no es una tarea rápida, sino que entraña una gran dificultad que es la de comprender.
Este proceso hay que aplicarlo ahora a la prensa regional.

¿Qué es la prensa regional?
A ¿qué nos referimos cuando hablamos de prensa local o regional?
Nos estamos refiriendo a un tipo de prensa, a medios de comunicación que tienen una cobertura limitada, cuyo ámbito de influencia se reduce a la provincia, o en todo caso, a la región en la que está ubicado el propio medio y cuyos contenidos, en su mayor parte, hacen referencia a cuestiones del entorno más próximo a sus públicos.
Por tanto, hablamos de una prensa diferente a la de ámbito nacional porque se dirige a públicos más reducidos, y un acceso a una cuota de mercado más pequeña. De ello se derivan menos ingresos y una influencia más reducida porque habitualmente está alejada de los verdaderos centros de poder.
La información regional, la próxima siempre interesará al ciudadano.
Lo expreso de una manera tajante, seguramente porque estoy convencida de lo que digo. Pero no soy la única.
MARCO TEÓRICO
Para poder entenderlo, vamos a centrarnos en la teoría que expone Giovanni Sartori sobre la formación de la opinión. Dice Sartori que el nexo entre opinión pública y democracia es constitutivo, es decir, la opinión pública es el fundamento sustantivo y operativo de la democracia.
En definitiva la opinión pública no es algo innato sino un conjunto de estados mentales difundidos que interactúan con flujos de información. La pregunta clave es: ¿cómo se forman las opiniones sobre la cosa pública? Los procesos de opinión suceden en orden, según tres modalidades: 1) un descenso en cascada de las elites. 2) una ebullición desde la base hacia arriba y 3) identificación con los grupos de referencia.
El modelo en cascada de las elites es un modelo de Kart Deutsch: en este modelo, los procesos de opinión se representan como el chorro de la cascada, cuyos altos son interrumpidos por embalses.
Los niveles de la cascada son cinco:
En lo alto está la fuente en la que circulan las ideas de las elites económicas y sociales,
seguida por aquella en la que se encuentran y chocan las elites políticas y de gobierno.
El tercer nivel está constituido por la red de comunicación masiva y, en buena medida, por el personal que transmite y difunde los mensajes.
Un cuarto nivel está dado por los líderes de opinión a nivel local, es decir, por aquel 5 o 10 por ciento de la población que verdaderamente se interesa en la política, que está atento a los mensajes de los medios y que es determinante en la formación de la opinión de los grupos con los que los líderes de opinión interactúan.
Todos ellos confluyen con el embalse del público, de la masa.

El punto central del modelo es la mezcla continúa.
En el interior de cada embalse, las opiniones y los intereses son discordantes y los canales de comunicación son múltiples. Cuando se afirma que en las democracias el público se forma una opinión propia de la cosa pública, no significa que el público hace todo por sí mismo y por sí solo. Sabemos que hay “influyentes e influidos”, que los procesos de opinión van de los primeros a los segundos, y que en el origen de las opiniones difundidas hay siempre pequeños núcleos de difusores.
El punto es que la difusión de las influencias formadoras de opinión no es casual ni lineal. Partimos del nivel de la clase política; no porque ésta sea la primera y verdadera fragua de opiniones, sino porque la opinión pública se caracteriza como tal (recordémoslo) en relación con lo que dicen y hacen los políticos.
De la multiplicidad de partidos, y todavía más del conflicto interpartidista, surgen, entonces, innumerables voces contradictorias que llegan, en primera instancia, al personal de los medios.
Este personal no las retransmite tal cual. Como mínimo, cada canal de comunicación establece qué constituye o no una noticia, cada canal selecciona, simplifica o tal vez distorsiona, ciertamente interpreta.
En el siguiente nivel, los líderes locales de opinión desempeñan un papel no menos decisivo, porque ellos sirven de filtro y también de prisma a la comunicación de masas: pueden reforzarla, retransmitiendo los mensajes capilarmente; pero también pueden desviarla o distorsionarla. Aquí, en este nivel precisamente, se sitúa la información regional y local.
¿Qué aportan los medios regionales? ¿Cómo es la información?
No es oro todo lo que reluce. La prensa regional no es la panacea. Los medios de comunicación que existen en las provincias, no han escapado a los condicionantes que han marcado el desarrollo y evolución de los medios nacionales. Comparten algunas de las tendencias ya consolidadas en el país, pero poseen otros elementos diferenciadores que sitúan el panorama mediático e informativo local en un estadio diferente.
Estamos en condiciones de afirmar que la mayoría de los medios locales actúan como verdaderas plataformas políticas, no tanto por las buenas relaciones que mantienen periodistas y políticos, que las tienen, como por pura supervivencia, hasta el punto de enmascarar los objetivos del periodismo entendido como una profesión imprescindible para el sistema democrático.
Si en dicho sistema los medios de comunicación se legitiman a través del derecho que posee el ciudadano a estar informado y a comprender el mundo en que vive, podríamos confiar mucho más en aquellos medios de información que nos ofrecen la visión del entorno más próximo por varias razones:
porque es más fácil conocer las ideas, valores y normas que mantiene el grupo social.
porque a través del periodismo local se podría fomentar mayor reflexión sobre las cuestiones sociales y acometer retos de progreso ya que poseen condiciones técnicas para constituirse en foros públicos.
y porque, en definitiva, se aborda con mayor facilidad lo que se conoce a priori en espacios más reducidos y cercanos.
Sin embargo, la realidad se empeña en demostrar lo contrario a estas expectativas.
Los contenidos
Sin que pueda parecer una disculpa, las rutinas profesionales de los periodistas y sus propias concepciones de la profesión se empeñan en demostrar que se ha dejado de ofrecer información y de hacer periodismo para realizar otra actividad más cercana a la propaganda, a la desinformación, al entretenimiento y al aviso de actividades y servicios
Existen dos características en los medios de comunicación de las provincias que condicionan la forma en la que se desempeña la actividad profesional:
la primera, que el periodismo local se desarrolla en empresas pequeñas, carentes de recursos, de capital humano y, frecuentemente, funcionan como delegaciones de los grandes grupos.
Las redacciones están compuestas por un escaso número de periodistas con distintos tipos de contratos y un abuso de los trabajadores eventuales, colaboradores y en prácticas (sobre todo en aquellas provincias donde existen facultades de Comunicación).
En la mayoría de las ocasiones los medios de comunicación mantienen una economía dependiente, basada en inversiones publicitarias e institucionales de los gobiernos locales y regionales.

La realidad se empeña, por tanto, en desmentir los elocuentes mensajes y la variedad de intenciones, sobre la pluralidad informativa y la importancia de lo local o regional y el fomento de la identidad de las provincias y regiones, dado que las políticas empresariales y la actitud de los periodistas derivan en serias consecuencias para la información y los mensajes que emiten y, a su vez, generan un determinado modelo de profesional y de periodismo:
Mientras se proyecta una imagen de desconfianza hacia los poderes públicos como seña de identidad del “buen periodismo” , la mayoría de las informaciones se sustentan en la información que los grupos políticos y económicos determinan. Mensajes alejados de la realidad social pero muy próximos a los intereses de las elites porque son las fuentes de acceso más fácil.
Conscientes de que la concentración empresarial siempre entraña un riesgo para el pluralismo, apremia en estos momentos un temor mayor: la falta de transparencia de los gobiernos locales en la concesión de subvenciones y ayudas a los medios de comunicación a través de la publicidad institucional. Un ocultismo que, desde las administraciones y desde los medios, parece aceptado; o, dicho de otro modo, una falta de transparencia porque ninguno lo hace público. Es fácil encontrar suplementos en los periódicos cuyo contenido está pagado por una administración concreta y realizado por los propios funcionarios pero que se muestra como información con idénticos formatos a los periodísticos.
Existe una homogeneidad y atonía de los contenidos expuestos como información.
Hay una alarmante concentración de fuentes informativas.

Estas consecuencias son claves para comprender la “ineficacia” de la información local actual, sobre todo en sociedades que pretenden conjugar lo global y lo local y en sociedades donde el proceso de construcción de identidades se ha hecho más complejo. Queda aún mucho camino por andar cuando partimos, en el ámbito local, de un modelo periodístico que poco o nada tiene que ver con la contribución al desarrollo social; más bien se trabaja un modelo que refuerza el rol de las elites que, a su vez, presionan a los medios y en el que el debate social brilla por su ausencia.
Los periodistas
Fijándonos en cómo trabajan los profesionales de la información local, cuáles son sus rutinas de trabajo, cuáles sus concepciones y objetivos profesionales y cómo se construye la opinión en las provincias, se puede definir el modelo de periodismo que desarrollan. El conjunto de los elementos que vamos a describir responde a un modelo de profesional neutro, orgánico y burocrático. Se muestra un alineamiento en la actividad periodística donde los contenidos informativos no se eligen tanto por criterios profesionales como por las agendas de los políticos.
Para sustentar esta afirmación nos basamos principalmente en una investigación realizada sobre los profesionales de Castilla y León; en concreto sobre los periodistas que elaboran diariamente contenidos de información general en los medios de comunicación de la región: prensa, radio y televisión. Han quedado excluidos aquellos medios con intereses diferentes a los comerciales y cuyos contenidos difieren de la información general (periódicos gratuitos, revistas especializadas y comarcales, emisoras de radio con programación musical, anuarios, productoras de vídeo y audiovisuales, agencias de publicidad y gabinetes de prensa). La técnica de investigación que se ha empleado ha sido la encuesta. En Junio de 2003 el universo era de 764 profesionales elaborando información local y cargos de responsabilidad. Se contestaron y analizaron 538 cuestionarios, lo que equivale a una tasa de respuesta del 70,4% (Tamarit, 2004)
Quiénes son?
La información está en manos de personas jóvenes. En el año 1997, en un estudio realizado por un grupo de investigadores sobre la prensa de las autonomías, se refleja que las plantillas de redactores no sobrepasan los 33 años de edad. Estudios más recientes reflejan que la media de edad no ha variado a pesar de haber transcurrido ocho años. Si tomamos como ejemplo el País Vasco y una de las comunidades autónomas con mayor número de medios, Castilla y León, encontramos lo siguiente: en Castilla y León la mitad de la población periodística tiene menos de 30 años y en el País Vasco una media de 33 (Cantalapiedra, Coca, Bezunartea, 2000).
Respecto al sexo: queda un ligero dominio del sexo masculino que alcanza el 52% del total frente a un 48% de mujeres. Esas diferencias deben interpretarse como un dato transitorio, dada la tendencia de los últimos años de una mayor presencia de la mujer en las aulas de las universidades y de su posterior acceso al mercado laboral.
Respecto a la formación, existe un elevado nivel académico entre los periodistas locales. Estos eligen, sobre todo, la formación universitaria que se imparte en las Facultades específicas, elección que está impulsada por la existencia y el crecimiento de los centros de estudios sobre Comunicación. Pero, a pesar de ello, hay que reconocer que el título de periodismo no es un requisito imprescindible para acceder a la profesión: se ejerce con otros títulos o sin ninguno. En Castilla y León, por ejemplo, hay un 14% de periodistas en ejercicio que no tiene ninguna licenciatura y de ellos el 8% está entre los más jóvenes. Una situación parecida a la que se produce en la mayoría de las comunidades autónomas. No obstante, a pesar de la elevada formación universitaria que tienen incluso por encima de sus colegas británicos y alemanes, no han alcanzado altas cotas de profesionalización. Es un hecho reconocido por numerosos investigadores, entre ellos Hallin y Mancini (2004), quienes al comparar los modelos de periodismo en los distintos países de la Europa Mediterránea reconocen que en España la mayoría de los periodistas son licenciados universitarios pero no por ello más profesionales.
La autonomía periodística y sus rutinas
El periodismo de provincias campa a sus anchas cuando nos referimos al compromiso o el deber que comporta acometer las funciones propias de la profesión o la obligación de satisfacer cualquier error o mala práctica. Y lo hace por varias causas. No existen sistemas que controlen y exijan la responsabilidad del periodista; hay, desde luego, una afortunada excepción en Cataluña, que es la única comunidad en toda la Europa Meridional que cuenta con el Consell de la Informació de Catalunya, instituido en 1996 como cuerpo de autorregulación, sobre el modelo de la Press Complaints Commissión británica. La ausencia de ese tipo de instituciones refleja la falta de consenso en numerosos aspectos, entre ellos, el acceso a la profesión o un control y vigilancia sobre los contenidos que se publican, o sobre unos mínimos éticos.
Es sorprendente, `por ejemplo, cómo los periodistas locales reconocen que son líderes de opinión pero después no se consideran a sí mismos como tales. Quizá de este modo se eximen de la cuota de responsabilidad que les correspondería. Por otra parte, están habituados a depositar la responsabilidad de las informaciones en las propias fuentes que son, al fin y al cabo, quienes ofrecen los hechos y las interpretaciones. El periodista local confía en la objetividad del método que emplea, es decir, trasladar a sus públicos fielmente lo que “otros” le dicen, lo que no significa que las informaciones sean rigurosas.
Generalmente los periodistas se muestran satisfechos con el grado de libertad que tienen para realizar su trabajo; la valoración tiene sentido cuando hay un sistema legal que salvaguarda la libertad de expresión. No obstante, a pesar de sus impresiones y satisfacción reconocen que en el periodismo local se reciben muchas presiones; y se reciben más procedentes del exterior que de sus propios medios. En el País Vasco el 24,3% de los periodistas considera que las presiones que reciben merman la libertad de expresión y es un problema del periodismo; el 52,4% reconoce haberlas recibido del poder político o de los poderes económicos. Incluso en este caso “el 68,1% de los periodistas vascos están convencidos de que las presiones que ellos reciben son superiores a las que afectan a informadores de otros lugares”. Seguramente esa percepción está justificada por el problema del terrorismo.
Sin embargo, en otras comunidades como en Castilla y León (con una realidad totalmente distinta), las percepciones de los periodistas son similares: reconocen que reciben presiones, aunque por otros motivos: por el caciquismo y la cercanía en las relaciones, ya que a veces periodista y fuente se conocen, incluso, en el terreno personal. Las relaciones personales que se establecen entre periodistas y quienes dirigen las instituciones locales en ese momento, marcan unos vaivenes de convivencia que, a veces, se representan a través de la complicidad y, en otras, a través del enfrentamiento.
A ello hay que sumar las relaciones socioeconómicas que mantienen medios e instituciones. Por un lado, los grupos mediáticos locales dependen de los gobiernos autónomos para las concesiones administrativas de las frecuencias de radio y televisiones locales; por otro, dependen de las inversiones que supone la publicidad institucional. Una cuestión polémica desde la base por la falta de transparencia que, en este sentido, define a las instituciones y también a los medios de comunicación.
Si una diputación o un ayuntamiento del mismo signo político generan grandes ingresos para determinados medios a través de la publicidad, es difícil pensar que mantengan relaciones enfrentadas. Ejemplos sobran al respecto. En abril de 2005, dos meses antes de las últimas elecciones municipales y autonómicas de Galicia, la Xunta firmó contratos con periódicos y emisoras de radio y televisión local para que dieran noticias sobre las actividades del gobierno autonómico. A través de esos contratos, los medios se comprometían a informar no sólo de la agenda del gobierno, sino también, de promocionar los valores y la defensa de la identidad gallega.
En Cataluña, el hundimiento del túnel del Carmel (Barcelona) pasará a la historia del periodismo español por las decisiones informativas que adoptó el Gobierno catalán. Prohibió la entrada de los periodistas en los hoteles donde habían sido alojados los vecinos, la Guardia Urbana impidió que entraran en una asamblea de afectados y, como colofón, reguló la información a través de un protocolo. Afortunadamente en este caso hubo protestas y quejas del Comité profesional de TV-3 y del sindicato de periodistas. Si esta situación se produce en otras autonomías las quejas hubiesen quedado entre corrillos. Porque en España y sobre todo en las comunidades autónomas las organizaciones profesionales son muy débiles y la sindicación muy escasa.
Los objetivos de la acción periodística
En la teoría liberal de los medios de comunicación ha sido siempre muy valorado el rol de vigilancia a los gobiernos e instituciones. Hallin y Mancini afirman que en los países del Mediterráneo el papel central del Estado ha limitado el rol de vigilancia que pueden acometer los medios de comunicación (Hallin y Mancini, 2004), hecho extensamente reconocido en los medios locales de España. En este caso, sin embargo, creemos que no sólo se debe al papel y a las presiones que ejercen los gobiernos locales. Los propios periodistas de provincias no contemplan la posibilidad de vigilar a sus gobernantes, entre otras cuestiones, porque ellos no tienen la pretensión de influir a través de sus relatos.
Se trata de una cuestión que parece sorprendente si consideramos que tradicionalmente los medios de comunicación, desde una perspectiva teórica y práctica, cumplen la función de informar, influir, formar y entretener. Es precisamente el entretenimiento la función que adquiere un mayor protagonismo en el periodismo de provincias; tanto como para situarlo en el lugar siguiente a la función de informar. Al menos, así se pone de relieve en la encuesta citada anteriormente a más de 700 periodistas locales de Castilla y León.
De tal forma que para los profesionales, los medios de comunicación de las provincias cumplen con la función de informar y de entretener, y en menor medida la de influir. Todo ello hace pensar en el inmediato declive de la información como servicio público. Y no sólo por los propios convencimientos de los periodistas sino también por sus propias rutinas de trabajo.
Tiene su lógica si consideramos que desde una perspectiva social, el entretenimiento pretende divertir y reducir tensión social; se consumen los medios para ocupar el tiempo libre; y éstos, a su vez, se justifican complaciendo a las audiencias. De hecho, los periodistas creen que sus públicos lo único que buscan en los medios locales es la información y el entretenimiento y que pocas veces desean encontrar un análisis de la actualidad más cercana.
Al margen de la función que se pretenda con la profesión, uno de los pilares del trabajo periodístico es el rigor. El proceso coherente sería el siguiente: conocer los hechos, entenderlos y contextualizarlos; seleccionar lo que se va a contar en función de criterios profesionales; adecuar el contenido a la propia estructura del medio y, por último, equilibrar la oferta con la demanda del público.
Para hacer estas tareas en la redacción de un medio local se acomete una rutina basada en lo siguiente: se revisan los distintos contenidos que ofrecen los medios de la competencia, se revisan los hechos previstos, es decir, los que proceden de la propia agenda del periodista y de las agendas de los líderes e instituciones políticas y sociales. A estos últimos se les hace el seguimiento a través de los gabinetes de prensa que dan cumplida cuenta, siempre que les interesa, de la actividad política, económica y social que necesitan que sea contada.
Por otra parte, están los hechos imprevistos, todo aquello que ocurre sin que se espere y que pone en evidencia la capacidad de reacción de los respectivos medios y de los propios periodistas. Para finalizar se establece el contacto con las fuentes y posteriormente se elaboran y construyen los contenidos.
En este engranaje interactúan otros dos elementos: la premura de tiempo y la escasez de personal. El primero de ellos, el tiempo, es común a toda la actividad del periodista, trabaje en el ámbito que sea. Es lógico si se considera que la noticia está condicionada por el “aquí” y el “ahora” y de ello es imposible desprenderse. Por tanto, es difícil esperar que en las informaciones que se publican se realice el análisis y la reflexión. Incluso, en algunos casos, dada la precariedad laboral del periodista, es difícil esperar que la información esté contrastada. En Vizcaya, por ejemplo, los profesionales reconocen que las segundas versiones de un acontecimiento se publican al día siguiente porque muchos de ellos cobran por pieza informativa publicada (Cantalapiedra, 1997). Es más, habitualmente el 40% de la jornada laboral se dedica a recoger información y el 30% a producir los textos. Ello supone que son pocos los momentos dedicados a documentarse, a buscar en archivo, a analizar y a interpretar la realidad que cuentan.
Lo que equivale a decir que la premura de tiempo en el trabajo periodístico condiciona incluso los propios contenidos. Los periodistas se nutren de los datos ofrecidos a través de ruedas de prensa y de comunicados, de toda aquella información que relatan las fuentes interesadas y las fuentes más inmediatas o de más fácil acceso.
Si al factor tiempo y a la precariedad de los salarios y de las contrataciones añadimos la escasez de personal que existe en numerosos medios, como hemos expuesto anteriormente (no es difícil encontrar redacciones formadas por una o dos personas, sobre todo en el ámbito audiovisual), podemos entonces entender que las rutinas profesionales están condicionando la elaboración de los mensajes convirtiéndolos en una mera transmisión de datos más que en información.
Entendemos por información la definición que de ella da Patrick Charaudeau, al entender que “consiste en que alguien que posee un cierto saber lo transmite, con la ayuda de cierto lenguaje, a alguien que, se supone no lo posee. Se produce por lo tanto un acto de transmisión que haría pasar al individuo social de un estado de ignorancia a un estado de saber, que lo sacaría de lo desconocido para sumergirlo en lo conocido” (Charaudeau, 2003: 37). Para desarrollar este proceso es necesaria la contextualización y la explicación del hecho, además de los datos que fundamentan el hecho. Es decir, saber implica conocer los datos, tener la explicación de los mismos y contextualizarlos en la realidad que se experimenta y que se pretende contar.

Las fuentes
Es importante que nos detengamos en cómo los periodistas seleccionan los contenidos y en las relaciones que mantienen con las fuentes de información en el ámbito local, en espacios sociales más reducidos.
Una de las grandes preocupaciones de los teóricos de la comunicación ha sido el proceso de selección de contenidos que acometen los periodistas en todas las redacciones y de forma continuada, por el temor a que la selección vaya unida a una banalización de la actualidad. Sin embargo, en el periodismo local la selección de los mensajes no tiene la misma consideración, ya que la realidad no corre el riesgo de simplificarse por un exceso de contenidos sino que se produce por una escasez de los mismos.
Los propios periodistas reconocen que son poquísimas las ocasiones en las que han de seleccionar los contenidos y, de hacerlo, la noticia se descarta si perjudica los intereses económicos del medio. También puede ocurrir que dada la estructura empresarial de los medios locales, no se alcance a controlar íntegramente lo que ocurre en toda la provincia; de tal forma que es más fácil publicar un hecho sin relevancia informativa, pero de fácil acceso, ocurrido en la capital, que un hecho que haya tenido lugar en uno de los pueblos.
Los manuales están repletos de las distintas tipologías de fuentes que existen en el mundo de la información y que utilizan los periodistas; sin embargo en la actividad periodística local debemos tener en cuenta que el número de fuentes es mucho más reducido, por tanto, es fácil que distintos periodistas de diferentes medios compartan las mismas fuentes de información. Si a ello le sumamos que la creencia más arraigada dentro de la profesión es que la credibilidad de una información viene determinada, en la mayoría de los casos, por la legitimidad de la fuente, estamos en condiciones de afirmar que los periodistas locales las comparten. De ahí que los contenidos tiendan a ser homogéneos en los medios y sea difícil abstraerse de los contenidos más tópicos.
Es más, habitualmente las fuentes son personas interesadas en que determinados hechos se conozcan. Los contenidos, por tanto, se dan a conocer a través de ruedas de prensa y de comunicados oficiales y, normalmente, quienes mayor capacidad tienen para convertirse en fuente son los organismos oficiales. De hecho, numerosos estudios de análisis de contenido ponen en evidencia el abuso que los medios locales y regionales hacen de las fuentes informativas gubernamentales. Por ejemplo, la mayoría de los periodistas de Castilla y León (75%) afirma que generalmente trabaja con comunicados o ruedas de prensa. En la misma línea se sitúa la información de Vizcaya, donde “un 35,3%, el porcentaje más alto, declaró que entre el 51 y el 75% de las fuentes de información a las que recurría habitualmente eran las institucionales” (Cantalapiedra, 1997). Y una situación similar se produce en Galicia donde se reconoce la dificultad existente “para mantener una línea informativa más equidistante de los distintos actores, sobre todo de los poderes públicos y de los principales grupos económicos” (López, 2000).
En conclusión, podemos afirmar que:
Los contenidos informativos en los medios locales proceden en su mayoría de fuentes interesadas y en buena proporción de las oficiales. La información ofrecida en rueda de prensa rara vez, salvo excepciones, es contrastada; si se contrasta se publica más tarde por lo que el público recibe el hecho de forma discontinua y fragmentada y ello dificulta la comprensión de la realidad.
La falta de tiempo y de recursos favorece que las informaciones estén sustentadas en los grupos sociales a los que pueden acceder más fácilmente.
Dominados por sus rutinas profesionales, los periodistas se convierten en un grupo profesional cómodo y en ocasiones débil ante el resto de los grupos sociales.
Es más difícil hacer un seguimiento adecuado de las acciones de los grupos sobre los que informan.
Y por último, se favorece el predominio del periodismo de declaraciones y a su vez se diluye la responsabilidad de los periodistas al elaborar los contenidos, porque son las fuentes públicas y reconocidas quienes ofrecen la información. De esta forma se desdibuja la propia esencia de la actividad periodística, mientras se sustituye el debate público por el fortalecimiento de las perspectivas y valores de los grupos que forman la elite en la sociedad de cada provincia.

En resumen, si consideramos la información tal y como Charaudeau la entiende, concluimos que en el ámbito de las provincias el periodismo que se ejerce no informa, a pesar de que los propios profesionales estén convencidos de ello, es más bien un periodismo “de relleno”. No informa porque sus hábitos profesionales les impiden conocer qué es lo que ocurre en sus ámbitos más próximos, les impiden ver más allá de lo que las elites locales les transmiten. No tienen tiempo, ni recursos, ni disposición. Sus prácticas redundan en una cierta desidia ya que no conciben la información como una explicación de los datos y una profundización en los hechos que se relatan.
Abunda la literatura que otorga al periodista un papel de víctima que se mueve entre grandes fuerzas que le atan de pies y manos; pero en el modelo periodístico descrito y en un régimen de libertades cada uno elige el papel de víctima o de verdugo.
Ante el panorama que les acabo de describir, quizá me comprendan ahora mejor cuando decía al principio que debemos cambiar el pesimismo de la razón por el optimismo de la voluntad. Algunos datos no invitan precisamente al entusiasmo, por ello necesitamos confiar en que, como nada es estático, la situación se va a transformar. Si pensamos así abrimos una puerta a la esperanza. Porque es evidente
Como ciudadana, veo en el periodismo una de las pocas oportunidades que me permite reflexionar sobre un “nosotros” en cuanto comunidad —amplia o reducida—, con ideas, valores, normas y posibilidades de cambio social.
De hecho, cuando en un diálogo cara a cara compartimos hechos y noticias conocidas a través de los medios de comunicación se intercambian a la vez ideas y opiniones sobre lo que otros piensan, y ello supone un enriquecimiento.
Porque el periodismo es la actividad profesional que potencialmente tiene mayor capacidad para saber de “todo”, legitimada a través del valioso ejercicio de la libertad de expresión.
Es precisamente la información rigurosa y el conocimiento sobre las actuaciones de los poderes públicos y sociales locales lo que sitúa al ciudadano en disposición de actuar, y a hacerlo con mayor libertad.
No es extraño, por tanto, que pueda decirse que el periodismo es uno de los ejes centrales de la democracia.
Quiero sustituir el pesimismo de la razón por el optimismo de la voluntad porque no quiero dejar de creer en el periodismo como una herramienta más al servicio de la dignidad humana.
Texto: Prof. Doutora Ana Tamarit Rodríguez
Foto: Patrícia Almeida

sábado, 25 de abril de 2009

Uma inovadora pós-graduação…


1. O simpático convite de Joaquim Santos, director desta publicação, leva-me a escrever algumas palavras neste vosso jornal. É com enorme gosto que o faço, não só por estar a contribuir para um produto decorrente de uma das disciplinas da Pós-Graduação em Imprensa Regional, mas também por sentir que, na qualidade de Coordenadora da referida Pós-Graduação, é meu dever deixar um testemunho que, embora modesto, não deixa de ilustrar o meu empenho neste Curso.
De facto, a Pós-Graduação em Imprensa Regional resulta, como se sabe, de uma conjugação de sinergias entre o Grupo Sojormedia, o maior grupo de imprensa regional do país, e a Faculdade de Letras da Universidade de Coimbra.
No ano de 2006 / 2007 foi realizada uma auscultação prévia aos media de comunicação regionais que resultou no levantamento de um conjunto de carências na formação dos profissionais deste meio. Assim, a proposta da Sojormedia, no sentido de criar esta pós-graduação, foi acolhida com entusiasmo pela Faculdade de Letras, nomeadamente pelo seu Instituto de Estudos Jornalísticos.
Em primeiro lugar, porque este Instituto já marcara a História do ensino da Comunicação em Portugal, ao criar, há pouco mais de uma dezena de anos, a primeira licenciatura em Jornalismo; em segundo lugar, porque as chefias da Faculdade, a Direcção do Instituto e eu própria consideramos ser uma das funções obrigatórias da Universidade, no presente contexto, promover uma formação ao longo da vida que capacite os profissionais das diversas áreas, actualizando-os e reciclando os seus conhecimentos, tendo em conta a vertiginosa mudança da sociedade contemporânea, em todos os domínios do saber; por último, mas não menos importante, esta proposta da Sojormedia foi entendida, no âmbito da abertura da Universidade de Coimbra ao mundo exterior e empresarial, como mais um desafio inovador.
2. Ora, foi precisamente deste modo que o Instituto de Estudos Jornalísticos entendeu empenhar-se na primeira edição desta Pós-Graduação que em breve terminará. Este empenho traduziu-se sobretudo pela dinamização de um conjunto de instrumentos científico-pedagógicos que, aliados à parceria da Sojormedia, tornaram possível levar a bom porto este primeiro ano do Curso. Coube, assim, ao Instituto a responsabilidade científica de tutelar a componente científico-pedagógica do Curso, bem como dinamizar ao longo do ano o seu funcionamento que, por razões de diversa ordem, é inovador e diferente.
Na verdade, um dos desafios que enfrentámos residiu precisamente no carácter renovador desta Pós-Graduação que a distingue, em inúmeros aspectos, de outros cursos afins. A começar pela diversidade do seu curriculum, constituído por diversos tipos de módulos didácticos, passando pelo seu público-alvo, essencialmente jornalistas, ou seja, profissionais para quem a frequência de um curso desta natureza constituiu um esforço acrescido, até à variedade de proveniência e formação dos seus docentes, a primeira Pós-Graduação em Imprensa Regional do país constituiu para quem nela esteve envolvido um difícil mas gratificante desafio.
De facto, uma das mais-valias deste Curso reside, na minha opinião, na heterogeneidade curricular: os alunos puderam contactar com um conjunto muito diferenciado de disciplinas, seminários e conferências, através dos quais contactaram com realidades científicas, profissionais e técnicas muito díspares que formaram um conjunto compósito, indo ao encontro de um vasto leque de lacunas sentidas pelos profissionais da imprensa regional. Além do mais, o contacto com um corpo docente, maioritariamente constituído por profissionais do meio, externos à Faculdade, também proporcionou aos nossos estudantes uma formação ecléctica que aliou idealmente teoria e prática, conhecimento e reflexão, discussão e exercício crítico.
Tudo isto foi, estou certa, conseguido através do enorme envolvimento da Faculdade de Letras e do Instituto de Estudos Jornalísticos, apesar de algumas vozes dissonantes, por vezes, não o terem entendido desta forma. Cumpre-me, portanto, fazer justiça a alguns dos elementos-chave, sem os quais esta Pós-Graduação não se teria concretizado: o permanente e aberto diálogo com o senhor Presidente do Conselho Directivo, que sempre se mostrou extremamente disponível para nos auxiliar e orientar; o empenho da Senhora Directora do Instituto a quem se deve a construção dos pilares deste Curso; a solidariedade das colegas da Comissão Científica de Grupo, sempre prontas a resolver pontuais problemas científico-pedagógicos; o dinamismo e sentido de responsabilidade da Dra. Manuela Santos que sempre esteve presente na pronta resolução de aspectos logísticos e burocráticos; finalmente, o empenho dos colegas que, quer como docentes, quer como interlocutores, sempre alimentaram e acarinharam este Curso. Não se trata aqui de promover um auto-elogio (que não cairia bem, nem faria sentido), trata-se sim de, ao fazer o balanço possível desta primeira edição, reconhecer os esforços de quem nela colaborou.
3. Para terminar gostaria ainda de salientar que o Instituto de Estudos Jornalísticos sempre encarou esta Pós-Graduação como um curso em que se deveria apostar, mantendo o equilíbrio entre o desejável rigor científico que a Academia requer e as necessidades práticas do nosso público-alvo, formado essencialmente por jornalistas de imprensa regional.
Não sendo nem jornalista, nem especialista em Imprensa Regional, reconheço, no entanto, que, tal como tantos outros profissionais do jornalismo e da comunicação, os profissionais dos media regionais enfrentam dilemas e problemas de diversa ordem. Na actual conjuntura, o desemprego e instabilidade profissionais, os baixos salários, o desequilíbrio entre forças externas, directores, editorias e jornalistas são problemas que de facto requerem uma reflexão séria e aprofundada. Naturalmente que a minha utopia não me leva a pensar que uma Pós-Gradução se presta à resolução de todas estas carências.
No entanto, se, através dela, os nossos jornalistas – estudantes conseguirem aprender a reflectir sobre as questões críticas que envolvem a prática muito específica do jornalismo regional; se ela lhes possibilitar a consolidação de um conjunto de conhecimentos sólidos e úteis; se ela conseguir promover uma reflexão séria sobre as temáticas deontológicas, éticas, legais inerentes à profissão; finalmente, se esta Pós-Graduação tiver deixado espaço para as dúvidas e para o questionamento… já valeu a pena todo o esforço. Tanto da nossa parte, como da parte dos nossos alunos.



Prof. Doutora Ana Teresa Peixinho
(Coordenadora da Pós-Graduação em Imprensa Regional)

Por uma imprensa regional rigorosa e independente

Recordo-me do período em que os jornalistas da Imprensa Regional eram considerados “profissionais de segunda”.
Recordo-me das vezes em que procurei ter acesso a algumas fontes de informação e de que isso me foi negado por ser jornalista da Imprensa Regional.
Também me recordo de como tudo mudou quando passei a ser correspondente de um órgão de informação nacional.
E recordo-me de ter prometido fazer o que estivesse ao meu alcance para mudar essa forma obtusa de olhar para um sector que tem um papel fundamental na afirmação da identidade das populações.
A pós-graduação em Imprensa Regional veio preencher uma lacuna existente na nossa oferta formativa. O sector tem características e necessidades próprias e carece, por isso, de formação especializada.
Esta pós-graduação reveste-se da maior importância, sobretudo numa época de grandes transformações, como a que atravessamos. É preciso modernizar a comunicação social regional e dar-lhe saúde financeira para que possa ser independente e credível.
Esta foi a primeira formação pós-graduada em Imprensa Regional no nosso país. O lançamento deste curso só foi possível graças ao envolvimento da Sojormedia e à abertura e colaboração da Universidade de Coimbra, através da sua Faculdade de Letras e do seu Instituto de Estudos Jornalísticos.
A formação dos profissionais da Imprensa Regional deve ser uma preocupação permanente das empresas que operam no sector. É nossa convicção que a informação de qualidade só pode vir de profissionais qualificados, empresas financeiramente equilibradas e com planeamento estratégico assente nas necessidades dos clientes (leitores e anunciantes).
Com este curso, estamos profundamente convencidos de estar a contribuir para uma Imprensa Regional rigorosa, independente e moderna.


Francisco Rebelo dos Santos
Administrador da Sojormedia

Recomeçar, sempre!

A solidão de um campo verde rasgado por uma linha de caminho de ferro que parece perder-se no infinito, ou a auto-estrada que liga os centros urbanos, poderão servir de metáfora aos milhões de palavras que fazem a história da imprensa regional. De certo modo as pessoas estão lá no imaginário de libertação que as imagens, numa leitura mais atenta, oferecem como desafio temporal.
Que jornalismo é este? O fio de palavras que tece é um caminho que, à semelhança dos versos de António Machado, se faz andando, à procura de horizontes largos, descobrindo mundo, numa afirmação de liberdade que os dias foram moldando como certeza, a única certeza. Romper atavismos do meio, físicos e psicológicos, recusar o paroquialismo provinciano que gosta de viver sem ideias, combater a pobreza como fatalidade ou céu póstumo, furar o isolamento secular gerador de um atraso proverbial, reivindicar a cultura e a educação como vectores de futuro inadiável, dar voz colectiva a uma região recusando a irracionalidade de bairrismos, amplificar a voz do protesto e da indignação, são matrizes desse caminho que se faz e refaz na fidelidade à terra e ao homem. Eis, em retrato apressado, o rosto projectivo da imprensa regional, num tempo em que a proximidade e a carga identitária das regiões ganham maior peso.
Essa especificidade de saber estar próxima das pessoas a quem dá voz, essa capacidade de produzir uma narrativa informativa em que o homem como medida de tudo, é sempre primordial, esse cruzamento de olhares entre o local e o global – “a crónica de uma região à escala de um país”, como dizia o José Cardoso Pires – são o grande desafio de uma informação actualizada e actualizante.
É preciso recomeçar sempre. Quando se envolve o jornalismo em meros paramentos de poder e de negócio e a cartilha da informação olha para os problemas reais da condição humana, como arcaísmos que a modernidade não comporta, velharias fora de circulação, então fazer do jornalismo de causas o reflexo de atenção à realidade social, é uma exigência moral. Há hoje um recurso ao efémero, ao universo sensacional e menor de um certo espectáculo, mas a realidade todos os dias desmente esse vazio que uma certa narrativa informativa quer impingir como receita absoluta. Deviam meditar nas palavras intemporais de Sófocles, na Antígona: “Há muito coisa espantosa, mas nada há mais espantoso do que o homem”.
Da minha experiência pessoal, gosto de relevar a cultura como espaço fundamental da informação e de materializar uma ideia de Mário Mesquita (“O Quarto Equívoco – O Poder dos Media na Sociedade Contemporânea”): “Os jornalistas são cidadãos e só pode ser positivo que queiram adoptar uma atitude “comprometida” com os valores universais do humanismo, empenhando-se na luta contra a tirania, a violência, o racismo, a fome, a miséria, o analfabetismo e tantos outros males(…)”.
A Imprensa Regional tem historicamente um património riquíssimo, a mostrar de certo como literatura e jornalismo se cruzam em múltiplas facetas. Essa perspectiva figura na própria abordagem dos géneros jornalísticos e na forma como o meu jornal --. O “Jornal do Fundão” -- se habituou a respirar com palavras de rigor e, ao mesmo tempo, com alta expressão criadora.
Há um livro notável do escritor e jornalista Manuel Rivas, El Periodismo es un cuento, em que ele chama a atenção para um fenómeno curioso. Diz ele: “O que nunca esqueceremos dos jornais, ou da rádio e da televisão, é o que têm de literatura.” Porque, “quando têm valor, o jornalismo e a literatura servem para o descobrimento da outra verdade, do lado oculto. Para o escritor jornalista ou para o jornalista escritor a imaginação e a vontade de estilo são as asas que dão voo a esse valor. Seja um título que é um poema, uma reportagem que é um conto, ou uma coluna que é um fulgurante ensaio filosófico”.
É isso que propomos. As palavras quebram o nó da solidão. A via que rompe o campo verde é um grito de liberdade.
Recomeçar, sempre!

Exaltante esta breve experiência, no quadro da pós graduação em Imprensa Regional, uma iniciativa académica inovadora que contribuirá decerto para a própria valorização do conceito de Imprensa Regional, que bem precisa de clarificação objectiva. Um diálogo a várias vozes e, por momentos a ilusão de uma redacção, onde tudo seria feito em conjunto.


Fernando Paulouro Neves

Um sonho tornado realidade

Começou pelo voluntariado na Associação de Protecção Animal da Figueira da Foz (APAFF), contribuindo para minimizar as situações de abandono vividas por aqueles que são considerados ‘o fiel amigo do homem’.
Como não podia só desenvolver trabalho de voluntariado, por questões de sobrevivência, Lara Teunissen correu atrás dos seus sonhos, que a levaram até Amesterdão, à Greenpeace Internacional.
Este voo até ao “país das flores” não foi directo. Fez escala em Espanha, passou pelo Rio Guadiana e só depois aterrou em Amesterdão. Mas, para esta jovem figueirense, este voo têm um regresso marcado a Portugal. Só não sabe quando.
Aos 25 anos de idade, Lara Teunissen desenvolve um trabalho que alia as suas duas áreas de interesse: comunicação e ambiente.

Ao longo da sua vida a preocupação na defesa e protecção dos animais e do meio ambiente sempre foram uma constante. De que forma estas questões integram o seu percurso pessoal/profissional?

Costumo dizer que sou activista por natureza. Comecei a ser activista em pequenina. O activismo é uma maneira de estar na vida, é o estarmos atentos às coisas que acontecem à nossa volta e termos a percepção de poder alterá-las, de poder melhorar a realidade com que convivemos e isso pode acontecer de várias formas. Sempre tive intenção de fazer do meu trabalho um trabalho activo nestas áreas, que tivesse resultados práticos em termos de defesa do ambiente, defesa e protecção dos direitos dos animais. E era muito difícil para mim, na altura em que acabei o curso, estar em Portugal e aliar os meus dois lados: por um lado a comunicação, que me fascina, e por outro o trabalho de campo, o activismo directo. O que percebi foi que em Portugal não conseguia arranjar instituições que apoiassem este tipo de trabalho. Elas existem, mas numa escala mais reduzida e acabava por ser complicado, em início de carreira, ter logo essa possibilidade… A minha mãe costumava até dizer que o meu companheiro teria de fazer muito dinheiro porque eu ia dedicar-me ao voluntariado o resto da minha vida… Como isso não é possível, comecei a ver alternativas diferentes e a Greenpeace era um local onde sempre tinha ‘sonhado’ trabalhar. Fascinava-me o facto de ter tantos recursos para poder trabalhar e, como também já trabalhava com a Associação Protecção Animal da Figueira da Foz, adorava a ideia de conseguir aliar as duas áreas no mesmo trabalho… e acima de tudo sentir que o meu trabalho diário tem efeitos reais nas coisas que acredito que precisam de ser feitas.


Mas até chegar à Greenpeace Internacional houve um percurso a percorrer…

Em 2001 fui estudar para Coimbra, Ciências da Informação, e acabei por seguir a vertente de comunicação social.
Sabia que queria trabalhar na área de comunicação mas não tinha definido ao certo o tipo de trabalho que queria fazer: se seria Relações Públicas, Marketing, Relações Internacionais ou Jornalismo. Dentro das minhas prioridades o Jornalismo era o que estava mais apagado, mas acabou por ser aquele que me fascinou mais e o que me fez continuar na área de comunicação.

O seu trabalho final de curso esteve ligado à área do ambiente e ao Jornalismo on-line. Essa passagem por esta área do jornalismo ficou por aqui ou prosseguiu?

Quando terminei a licenciatura, e como o curso passou a ser de quatro anos e não de cinco, aproveitei o último ano para fazer um mestrado em Jornalismo e Comunicação On-Line no Instituto Universitário Pós Grado, em Espanha.
Na altura fascinaram-me as possibilidades que o on-line oferecia, porque ao contrário do jornalismo de imprensa e do jornalismo televisivo, em que as agendas estão muito preenchidas e em que é muito difícil trazer temas alternativos – como o ambiente –, que não sejam tão políticos e tão mediáticos, o on-line oferece esse espaço através do jornalismo de investigação. Após ter terminado o mestrado fiquei um pouco parada, a pensar o que iria fazer…

E o que pensou?

Comecei a enviar uns currículos para jornais na zona de Coimbra, mas não estava motivada… até ao dia em que me cruzei com a possibilidade de fazer um estágio na Greenpeace Internacional, na Holanda. Enviei o meu currículo, com todos os meus amigos a dizerem-me que seria uma aposta muito arriscada, que eu estava a olhar muito longe. Mas eu pensava: “por que não há-de um dos currículos escolhidos ser o meu?”. Infelizmente, na altura, não consegui, mas entretanto fui contactada pela Greenpeace de Espanha que, não tendo um estágio para oferecer, tinha uma campanha que ia centrar-se no Rio Guadiana e precisava de alguém que trabalhasse com os media portugueses. Estive um mês e meio a trabalhar com eles em Espanha, e conheci pessoas fantásticas, jornalistas, ambientalistas… foi uma experiência muito positiva.

Ao regressar à sua terra natal houve necessidade de “repensar” o que iria fazer…

Quando voltei para Portugal, voltei a enviar o meu currículo, desta vez para a Unidade Política da Greenpeace Internacional em Bruxelas, que trabalha directamente com a Comissão Europeia, e fui aceite. Estive cinco meses em 2007 a fazer lá um estágio. Foi muito diferente da experiência de Espanha, porque essa foi mesmo um trabalho de campo, que consistiu em seguir o rio, apresentar todo o trabalho que tinha sido desenvolvido às pessoas, alertar para os níveis de poluição, apresentar as soluções possíveis em cada uma das etapas. Na Greenpeace em Bruxelas era um trabalho muito mais de lobby directo, muito mais formal, ou seja, acabava por ser muito diferente, mas muito interessante.

E depois de mais essa experiência?

Entretanto acabou o estágio e eles não tinham uma posição fixa em que eu pudesse ficar e voltei para Portugal, a pensar mais uma vez o que iria fazer da minha vida… e, curiosamente, foi nessa altura que me contactaram da Greenpeace Internacional, para saber se eu não estaria interessada em ir trabalhar com eles para Amesterdão, como estagiária, com a possibilidade de poder ficar lá a trabalhar com eles. Parecia um sonho, porque foi o sítio para onde eu tinha enviado o meu currículo a primeira vez! Fiquei muito contente e aceitei. Em Agosto de 2007 fui trabalhar para o departamento de comunicação como estagiária. O meu estágio prolongava-se até ao final de Janeiro mas em Dezembro ofereceram-me uma posição como Assistente de Comunicação e aceitei! Acabei por ficar porque entretanto o meu namorado foi comigo e foi mais fácil aceitar uma posição permanente. Já lá estou há um ano e meio.

Conseguir aliar, em termos profissionais, as suas duas áreas de interesse, Ambiente e Comunicação, foi um sonho tornado realidade?

Sim, sem dúvida. Trabalhar no Departamento de Comunicação da Greenpeace Internacional foi um sonho tornado realidade. Mas não escondo que o meu grande sonho é poder desenvolver esse trabalho em Portugal, trabalhando em assuntos que me dizem directamente respeito, porque sinto essa proximidade e tenho mesmo vontade de trabalhar em Portugal.

Actualmente, qual o trabalho que desenvolve na Greenpeace?

Estou como especialista de relações com os media ao nível internacional. Faço assessoria de imprensa, dou assistência aos escritórios locais. Temos 40 escritórios espalhados pelo mundo, e a coordenação da comunicação é feita através de nós. Damos apoio a todos eles consoante as necessidades de cada um, como a divulgação de histórias locais. O meu trabalho passa pela assessoria de imprensa, pelo encaminhamento para os nossos técnicos e equipa de investigação, dependendo do assunto a tratar, e de ser de interesse local, nacional ou mesmo internacional.
Asseguro também o serviço de emergência “On Call”, porque temos sempre alguém que fica responsável para o caso de acontecer alguma catástrofe, alguma situação em que haja necessidade de resposta imediata, alguém estar de serviço para poder fazê-lo.
É um escritório que tem muitos recursos para uma organização não governamental. No entanto, acaba por não ser suficiente para o trabalho que temos. Nesse sentido, acabamos por fazer um pouco de tudo.

Contacta com realidades ambientais de vários pontos do mundo. Nesse sentido, como está Portugal comparativamente a outros países do globo?

Temos organizações não governamentais e associações de defesa do ambiente muito competentes e extremamente activas, mas falta muita projecção. Falta o apoio das pessoas para estas organizações terem poder real… porque estes trabalhos, ao contrário da indústria, não têm um fim lucrativo… como tal, precisam mesmo de ter o apoio da sociedade para poderem trabalhar. Em Portugal as pessoas ainda são pouco sensíveis nesse sentido, o que faz com que estas associações tenham alguma dificuldade de implementação em Portugal.
Tenciono, sempre, vir fazer a minha ‘obra’, isto é, construir a minha obra em Portugal, mas neste momento é muito bom para mim poder aproveitar esta experiência. Acaba por ser uma aprendizagem, para depois poder vir para Portugal e trabalhar activamente. Começar em Portugal é difícil, mas assim que uma pessoa já tenha autonomia para trabalhar sozinha, com ideias mais formadas, há imensas coisas que podem ser feitas cá.

Já há uma Greenpeace Portugal. Como é?

Nós abrimos há pouco tempo o escritório português. A Greenpeace Portugal é um escritório virtual porque não temos recursos para ter um escritório sedeado cá. As pessoas que trabalham para a Greenpeace Portugal estão em Amesterdão, mas o foco de todo o trabalho está direccionado para Portugal. Actualmente, estamos a dinamizar a campanha do Peixe Sustentável, que passa pelo combate à pesca ilegal. Alertar a população portuguesa – que é das que consome mais peixe comparativamente com o resto da Europa – para os locais de origem do peixe que consomem, alertar os consumidores para o facto de existirem espécies em extinção que nós consumimos diariamente sem termos noção de que estamos a pôr em risco os ‘stocks’ mundiais destas espécies… Como não há alerta da parte da indústria, ou seja, a própria indústria não está a zelar pelos interesses das gerações futuras mas unicamente pelo interesse económico nacional, este nosso trabalho acaba por ser importante. Nesse sentido, estamos a desenvolver essa campanha há cerca de um ano e temos cada vez mais activistas. Tivemos uma apresentação da campanha no Rock in Rio Lisboa, ligada também aos problemas das alterações climáticas, e posso dizer que em cinco dias conseguimos cinco mil ciber-acativistas dispostos a trabalhar connosco e a apoiar a causa. Esta situação levou-me a acreditar, ainda mais, que é bem possível que a Greenpecae se instale em Portugal de uma forma mais permanente e mais alargada, através de novas campanhas.

Nos dias de hoje acha que os meios de comunicação social estão despertos para as questões ambientais? É dada a visibilidade que a Greenpeace pretende?

Cada vez mais. Os órgãos de comunicação nacionais já começam a ter secções destinadas exclusivamente ao meio ambiente e que são alimentadas em muito por notícias que são divulgadas por Organizações Não Governamentais, que lançam os alertas. No entanto, as agendas são sempre limitadas e acaba por se dar prioridade, lamentavelmente, a coisas como o futebol, em detrimento de problemas ambientais, que dizem respeito a todos. Mas são pequenos passos que se vão dando. A projecção é cada vez maior e a preocupação por parte das pessoas também tem aumentado. A exigência do público – para os meios de comunicação incluírem nas suas agendas as questões ambientais, protecção e defesa dos direitos dos animais – é cada vez maior.

Que desafios para a Greenpeace tem Portugal?

Em Portugal, tendo só esta campanha e estando as pessoas ainda sedeadas em Amesterdão por falta de recursos, acaba por ser difícil estar atento e divulgar assuntos mais locais. Temos recebido imensos pedidos de ajuda por parte de câmaras municipais e outras instituições, mas não temos meios de dar resposta a este tipo de pedidos. Temos uma campanha muito centrada no peixe sustentável e, neste momento, é esse o nosso foco de atenção, acabando por ir para aí os nossos recursos disponíveis.
Mas quantos mais apoios tivermos, mais possibilidade há alargar esse leque e abrir as nossas campanhas a outras questões.

Texto e Foto: Raquel Vieira

IMPRENSA REGIONAL

“Veículo de comunicação de proximidade”


Qual o papel da imprensa regional na nossa sociedade? Será a imprensa regional mais influenciável e sujeita à manipulação de grupos económicos, financeiros e políticos ou dos próprios leitores? Que futuro se avizinha para a imprensa regional? Certamente que estas questões não passam, actualmente, indiferentes aos jornalistas, nomeadamente, aos que dedicam a sua “vida” ao meio regional.
O J-Jornalismo foi ouvir a opinião Rui Paulo Agostinho Lopes, gestor de empresas e administrador da Sojormedia, maior grupo nacional de comunicação social regional. E, saber se o futuro da imprensa poderá passar pelo jornalismo de maior proximidade, captando leitores e anunciantes.
De acordo com Rui Paulo Lopes, de 36 anos, a imprensa regional “é um espelho da localidade, do concelho, do distrito e da região de acordo com a dimensão de cada publicação. O seu papel é essencial no acompanhamento da vida pública, social, cultural, política, desportiva, associativa, sendo, em muitos casos, o único veículo de informação que fala dos assuntos que são mais próximos ao quotidiano das pessoas”.
O gestor considera que a imprensa regional, “como veículo de comunicação de proximidade, é um elemento dinamizador das regiões”, uma vez que “acompanha a actividade política”, dando “voz às pessoas”. Mas não só. Rui Paulo Lopes é também da opinião que ela “acompanha as empresas”, divulgando a cultura e incentivando a sociedade civil. “Em muitos casos a evolução da imprensa regional está intrinsecamente ligada à dinâmica da região, das pessoas e das suas organizações, empresas e instituições. A história das últimas décadas tem-se feito muito nas páginas desses jornais”, refere.
Em declarações ao J-Jornalismo, Rui Paulo salienta que, na sua opinião, “a imprensa regional é a voz das regiões e acima de tudo das pessoas esquecidas pela centralidade da capital”, porque “tudo o que surge na imprensa nacional e nas televisões tem como fonte a imprensa e as rádios locais, nomeadamente as situações de maior impacto editorial. O quotidiano do país real não é espelhado nas publicações ditas nacionais”. Segundo o gestor de empresas, a grande mais-valia da imprensa regional “é dar às pessoas o que é das pessoas: sua rua, o seu bairro, a sua cidade, o seu clube, a sua associação, os seus políticos”.

Isenção e rigor

Face aos níveis de influência e pressões a que a imprensa está sujeita, Rui Paulo foi peremptório: “considero que seja o mesmo que acontece na imprensa nacional, mas tudo dependerá do carácter mais ou menos empresarial dos projectos editoriais em causa. As pressões existirão sempre, mas a sustentabilidade dos projectos no mercado apenas se conseguirá com isenção e rigor. Os projectos com equipas de jornalistas bem formadas estarão acima dessas pressões até porque os leitores rapidamente perceberão se essas situações ocorrem ou não”.
Ainda assim, é da opinião que do ponto de vista do leitor não existem pressões. “Existem sim (ou não) hábitos de leituras mais ou menos diferentes. Maior destaque ao desporto (futebol e motorizado). Aposta no social. Escrita simples e directa”, refere, acrescentando que este tipo de “pressão é importante, pois muitas vezes os jornais debatem-se com a necessidade de criar hábitos de leitura nas pessoas, onde estes não existem”.

Imprensa regional: que futuro?

Quando questionado sobre o futuro da imprensa regional, Rui Paulo Lopes afirma que “a primeira mensagem é de que existe futuro e ele começa na capacidade dos jornais de adaptarem aos sinais do mercado (leitores e anunciantes). Segundo o gestor, tudo passa pela criação de “melhores jornais, com estruturas profissionais bem organizadas com o objectivo de chegar ao maior número possível de pessoas”.
Rui Paulo Lopes acredita “num movimento de concentração e possível fusão de publicações para que se criem jornais com um verdadeiro âmbito regional (diários ou semanário) com maior capacidade de desenvolver modelos de negócio profissionais”. No entanto, sublinha que “é necessário alcançar tiragens que garantam uma efectiva cobertura das regiões e consequentemente níveis de audiência superiores aos jornais nacionais”.

Testemunhos de Jornalistas


Rute Melo
28 anos
Jornalista há seis anos

O futuro passa pela imprensa regional. Na minha opinião esta será a opção dos cidadãos, uma vez que tem vindo a crescer em termos de qualidade e tem, como grande mais-valia, o facto de estar mais próximo das pessoas e das suas histórias. As histórias relatadas pelos órgãos regionais, porque são próximas do local onde o jornal tem a sua sede, despertam interesse e, por isso, atraem os leitores.


Vasco Garcia
25 anos
Jornalista há três anos

Penso que, no mundo cada vez mais globalizado em que vivemos, a imprensa regional tem hipóteses de se manter e até de se afirmar no panorama dos media. Com a Internet, as pessoas têm acesso a informação sobre o que se passa em todos os cantos do mundo. A aposta da imprensa regional deverá passar, em grande medida, pelo jornalismo de proximidade.


Lídia Pereira
42 anos
Jornalista há 15 anos


Há muito que acredito firmemente no futuro da imprensa escrita, embora alicerçada, como está a provar-se de forma avassaladora, em conteúdos que passam muito especialmente pelas novas tecnologias da informação, o que permite abordagens inovadoras e afirma de modo particular uma das mais importantes características dos jornais regionais: a da proximidade. Fundamental é não esquecer que a qualidade só é possível com redacções profissionais e dignificadas em termos de carreira e remuneração.


Gonçalo Silva
28 anos
Jornalista há dois anos e meio


A aproximação dos jornais regionais aos leitores, sempre deu, e continuará a dar, à imprensa regional uma arma de elevada importância. No futuro, essa relação terá de ser ainda mais vincada, optando os jornais por mostrarem histórias próprias, conteúdos inovadores, levando progressivamente a uma interacção cada vez maior entre a redacção e o seu “público”.


Dora Loureiro
43 anos
Jornalista há 19 anos


O futuro da imprensa regional passa necessariamente pelo jornalismo de proximidade. Este é um trunfo da imprensa regional, comprovado pelas inúmeras solicitações a este nível. Neste contexto, a eventual aprovação das regiões administrativas poderá proporcionar mais um espaço de afirmação da imprensa regional. Mais do que o espaço – regional ou nacional –, a qualidade, independência e rigor da informação são determinantes, no presente e no futuro.


Cláudia Trindade

Efeito J na vida portuguesa

Será que Portugal é a zona J da Europa?

Uns dizem que é por causa da morosidade da Justiça, alguns apontam o dedo ao Jornalismo que temos, muitos falam da falta de Juízo dos políticos e outros até dizem que a influência de Júpiter na conjugação dos astros é especialmente prejudicial a este jardim à beira-mar plantado.
Já basta. Já não há pachorra para os janotas que assumem cargos na vida pública, mas que, no fundo não passam de Zés-Ninguém. Nesta história, o povo faz o papel de João-Pestana, de olhos fechados, incapaz de ver aquilo que se passa mesmo à sua frente.
O efeito J na vida política portuguesa começa logo nas “jotas” partidárias e evolui depois para diversos fenómenos personalizados. Veja-se a forte presença do J no Governo, desde José Sócrates a Jaime Silva, passando por Ana Jorge, José Vieira da Silva ou José Pinto Ribeiro, para além de diversos secretários de Estado, adjuntos, chefes de gabinete e directores-gerais. Noutras instâncias surge José Manuel Durão Barroso ou Jorge Sampaio, José Miguel Júdice (mais à direita), ou Jerónimo de Sousa, na ala esquerda.
Reconheçamos que, no que diz respeito a nomes de homens e mulheres na política portuguesa, a letra J não é caso único. Há outras letras como P, O, D, E ou R, que também têm “dignos” representantes na vida pública portuguesa.
Este país tornou-se um Ai! Jesus nos acuda... e isto não é um problema de religião, é uma questão de confiança. Fazem-se juras de amor que não são cumpridas. Firmam-se juramentos de lealdade, rapidamente desrespeitados. Garantem-se decisões justas que não passam de intenções.
A vida dos portugueses oscila entre o sonho de riqueza do Jackpot no Euromilhões, o Joystick da consola de jogos ao fim de cada dia de trabalho, ou o Jet-leg da viagem transatlântica paga a crédito bancário.
Enquanto na Europa se bebe uísque, os portugueses contentam-se com jeropiga. No estrangeiro faz-se criação de cavalos puro-sangue mas nós albardamos jumentos. Os outros países organizam-se por regiões, Portugal aposta nas juntas de freguesia.
O J parece ser uma fatalidade para este país. Assim, arriscamo-nos a ser a tal “Jangada de Pedra” à deriva, descrita por José Saramago… (olha, cá está um distinto J na literatura, aliás, como os há em diversas outras áreas da sociedade: Jesualdo Ferreira ou José Mourinho no futebol; José Rodrigues dos Santos, José Eduardo Moniz, José Alberto Carvalho ou Judite de Sousa no jornalismo; João Cutileiro e Mestre José Malhoa nas belas-artes; João Lobo Antunes na neurocirurgia; José Afonso na música ou Jerónimo Martins nos negócios). Mas estes nomes são as excepções que confirmam a regra, dizem os mais pessimistas.
Perante o quadro traçado, será possível fazer jejum deste país?!

António Rosado

www.acronicadehenriquebarreto

– Gonçalo, deixa-me ver aí as notícias se faz favor, implorei ao meu filho mais velho, mal pus um pé fora da cama.
Farto de notícias deveria estar eu, porque no sábado tinha gasto quase três euros em cerca de 500 gramas de papel de jornal num saco de plástico. Além disso, comprei também o Público e desfolhei a Visão da minha mulher.
O problema estava em que, na verdade, o que me apetecia mesmo não era o papel, que costumo entregar na oficina do meu vizinho para ele utilizar nas pinturas. Eu queria era notícias frescas do Freeport, das falências, da crise, e de muitas outras coisas que certamente deveriam ter acontecido na noite em que eu repousava numa cama de casal. Preguiçoso como sou, apetecia-me ver o país e o mundo só com uns cliques!
– Papá, agora deixa-me acabar o jogo. Vai aí ao Magalhães!, responde-me o Gonçalo, sem desviar o olhar do ecrã onde jogava uma partida de snooker virtual.
– Oops, já nem me lembrava do Magalhães. Qual á a password que a tua irmã meteu nisso?, perguntei.
– Eu digo-te papá. É amo-temuitolopes. Só eu é que a sei porque, senão, eles fazem downloads e enchem-me o Magalhães de vírus, chilreou-me ao ouvido a Francisca, de 8 anos digitais.
– Ó Francisca, mas essa password é muito grande. Tens que arranjar uma mais pequena, sugeri-lhe.
– Tenho outra papá. É KIKA, mas amo muito o Lopes, confidenciou-me.

Como é fantástico e maneirinho este Magalhães! Mas... cada a coisa a seu tempo, pensei eu, recordando-me do gozo que me deu aquela lousa, emoldurada em pinho sem o bicho do nemátodo, que há coisa de uma semana tinha adquirido a um artesão, numa feira em Arganil. Senti-me como uma criança e ai de alguém que ousasse tocar na minha lousa, que também tratei de proteger com uma password, igualmente longa como a da Francisca: “proibidomexernaminhaescrivaninha”.
Como recordar é viver, lembrei-me dos erros que nós, miúdos aprendizes numa escola de província – onde tudo era demasiado provinciano –, escarrapachávamos naquelas negras ardósias. Sentença: vinte reguadas com uma régua de pinho, aparentemente, sem nemátodo. Que saudades tenho das mãos sobreaquecidas naquelas gélidas manhãs de Inverno... ao princípio era doloroso, mas cinco minutos depois o sistema até proporcionava algum conforto térmico.
– Estou? Quem fala?
– É pá, é o Xico!
– “Viva, Sr. Xico... então?”
– É pá, estou aqui nas Novas Oportunidades. Não queres vir almoçar?
– Como?
– É isso pá... agora o Sócrates é mais que meu pai! Dá-me quase 600 euros... e olha... estou a tirar o 11º ano.
– Está bem! Então, mas não tinhas uma empresa de venda de queijo da serra e de presuntos?
– Pois tinha pá, mas deitei-me abaixo nas finanças, e 600 euros são 600 euros...
– OK. Sim senhor! Mas, ó Chico, agora estou aqui na internet a pesquisar umas coisas para uma pós-graduação que ando a tirar em Coimbra… sinceramente, não me dá muito jeito.
– Pronto, pronto... deixa-te estar... agora também te dás com esse gajo, o Antero Neto?
– Mas qual Antero Neto, pá? Estou na Internet!
– Pi...pi...pi...pi.... caiu a chamada!

* Eu avisei o director do “J”. Preferia ter feito o Horóscopo... mas ninguém me ligou nenhuma! E tanta coisa que os astros me têm revelado. Poderia ter antecipado, por exemplo, que o Futebol Clube do Porto vai ser campeão; que a crise – pelo menos a minha – prolongar-se-á até quando Deus quiser, ou que o Vital Moreira vai ser deputado ao Parlamento Europeu…

Henrique Barreto
henriquebarreto@correiodabeiraserra.com

Estatuto Editorial do J-Jornalismo


A Faculdade de Letras da Universidade de Coimbra, lançou no ano lectivo de 2008-2009, em parceria com o grupo de comunicação social Sojormedia, a pós-graduação “Imprensa Regional”. A criação deste curso foi efectuada em cumprimento do disposto no decreto-lei número 74/2006, de 24 de Março, e nos termos dos decretos-lei, números 155/89 e 42/2005 e 7287-C/2006, respectivamente de 11 de Maio e de 31 de Março.
O envolvimento dos alunos e professores com esta iniciativa de âmbito académico, traduziu-se num reforço puro na reflexão sobre um sector que atravessa uma fase periclitante, fruto de mudanças significativas no mundo da comunicação, da transformação da sociedade e também de uma crise económica avassaladora. Foi muito oportuna a ideia desta pós-graduação dedicada à imprensa regional porque são estes meios de publicação que guardam valiosas memórias de Portugal, que fazem o genuíno jornalismo de proximidade, retratando lugares e pessoas, as histórias e estórias das localidades tantas vezes esquecidas.
O curso foi aberto a licenciados, bacharéis em Jornalismo, Ciências da Comunicação ou cursos afins, bem como a profissionais do mundo do jornalismo com curriculum reconhecido. Teve ao longo do ano várias conferências e seminários que foram sendo promovidos em simultâneo com as disciplinas base “História da Imprensa Regional”, “Os meios de comunicação e o enquadramento legislativo”, “Metodologias de investigação em comunicação”, “Princípios de gestão aplicados à Imprensa Regional”, “Comunicação e marketing da Imprensa Regional”, “Audivisual e media interactivos regionais” e “Como criar um jornal regional”.
No dia 25 de Setembro de 2008, o total de candidatos admitidos para esta pós-graduação, totalizavam vinte e seis estudantes. O resultado é largamente positivo, pela oportunidade da aprendizagem responsável numa Universidade considerada em todo o mundo, pela ligação entre os candidatos à pós-graduação “Imprensa Regional”, professores e comunidade académica.
Ao longo do segundo semestre nasce o jornal J – JORNALISMO. Esta publicação traduz-se na apresentação de vários trabalhos jornalísticos que serviram para avaliação na cadeira “Como criar um jornal regional”, leccionada pelo Dr. Fernando Paulouro e serve de espelho para uma leve percepção do modo como se viveu um ano universitário francamente positivo para todos aqueles que tiveram o privilégio de frequentar este curso superior.
Este curso trouxe aprendizagem mas também mais instrumentos para dinamizar a profissão do jornalismo regional, apresentou dados importantes e muito influentes no seu benefício para o pleno exercício da função de redactor. Incutiu igualmente o espírito de dinâmica dos projectos jornalísticos, com abordagens ao mundo da gestão, organização, planeamento, actualidade e futuro dos media. Aos poucos, cada participante nesta pós-graduação “Imprensa Regional”, foi tendo a noção de que este curso não servia apenas para aprender mas também para dividir saberes, experiências, ideias e formas de actuar como jornalista.
Aqui fica este J – JORNLISMO como testemunha deste acontecimento académico, como um jornal em forma de experiência mas também como prova do sucesso desta iniciativa da Faculdade de Letras da Universidade de Coimbra e da Sojormedia. O número 0 que aqui apresentamos, edição de Maio de 2009, é o garante na posterioridade de um curso que acolheu alunos que na sua maioria são profissionais do jornalismo, obreiros da comunicação local, deveras importante para a verdadeira caracterização de Portugal. Este passo académico fez história. Todos os intervenientes nesta pós-graduação “Imprensa Regional”, como pioneiros na sua frequência mas também com o gosto especial de nele terem adquirido conhecimento, orgulham-se de entrarem na história da Universidade de Coimbra.
Como director do J – JORNALISMO, agradeço a confiança que me depositaram, sem excepção de quem quer que seja, pela oportunidade de ser parte integrante de mais um momento decisivo na minha vida. Fomos e seremos uma equipa que continuará na senda da construção da identidade das nossas comunidades locais mas agora com dois novos estatutos: o vínculo que nos une sobre a forma de amizade mas também o facto de sermos portadores de mais bases para desenvolvermos com superior profissionalismo a profissão que abraçamos.
Espero que esta edição do J – JORNALISMO, não seja apenas uma publicação de coleccionador. Com a continuidade desta pós-graduação ou até a própria Universidade de Coimbra, através da respeitada Faculdade de Letras, quem sabe não lhe dará “alma”?


Joaquim Santos

Guiné: da vivência no campo de batalha à esperança do 25 de Abril

A guerra do Ultramar foi uma marca indelével na vida de Joaquim Pereira dos Santos
Joaquim Pereira dos Santos foi apenas um dos muitos Homens que saíram do país, cumprindo as obrigações de um regime ditatorial, de um Estado que controlava alguns países africanos, enquanto colónias.
Guiné, Moçambique e Angola foram palco de batalhas ferozes, de confrontos difíceis, de corpos dizimados pelas catanas ou pelos albuzes, de sangue derramado, sem se saber porquê e para quê tanto sofrimento.
Este jovem do Telheiro, mais tarde radicado em Pousos, é protagonista de uma história de vida vastíssima, pautada pela guerra no Ultramar, onde foi testemunha de um conflito que não desencadeou e com o qual muito menos se identificou. Mas, teve de partir para cumprir ordens superiores, para honrar a nação…
Aquando da sua partida, embarcaram também outros colegas. Muitos voltaram dentro de quatro tábuas, outros nem à pátria tiveram a sorte de retornar.
Joaquim Pereira dos Santos teve um destino diverso: conseguiu regressar, embora diferente. Um trauma de guerra ainda hoje lhe muda os dias e as horas. Sente que o Estado lhe voltou as costas, como a tantos outros que tiveram a sorte de regressar num barco ou avião das ex-colónias portuguesas.

O retrato de uma história de vida na primeira pessoa…
Aos 57 anos de idade, são inúmeras as histórias guardadas no livro da sua memória. Recordações que transporta. Umas pintadas de cor-de-rosa outras de negro.
A infância foi passada com simplicidade. No lugar do Telheiro, na freguesia da Barreira, cresceu lado a lado com os jogos tradicionais da época. Habituou-se, desde catraio, a valorizar a existência de Deus. Assistiu ao crescimento de uma casa com ….. irmãos, onde os pais, apesar de muitas dificuldades, conseguiram, com a mesma panela de sopa, criar, com educação os seus filhos.
Joaquim Pereira dos Santos entrou na escola primária do Telheiro com 7 anos e saiu aos 14 anos, com a quarta classe completa. A partir daí iniciou a sua vida profissional na Pensão Avenida, em Leiria, local onde permaneceu um ano. Posteriormente, ingressou na J. Silva & Irmão, uma fábrica de farinhas, na qual ficou meio ano. A seguir, aceitou o convite para entrar na torrefacção de café “A. Santos”, na estrada da Marinha Grande, cujo proprietário era o mesmo da antiga Pastelaria Soraya. Permaneceu aí durante dois anos.
Aos 20 anos chegou a convocatória para o cumprimento do serviço militar, onde esteve dois anos e meio destacado, em primeiro lugar, no Porto e depois na guerra ultramarina: Guiné-bissau.
Viveu momentos de dificuldade extrema, de desespero absoluto, pensando que o mais certo seria não conseguir retornar a Portugal para conhecer o filho que, entretanto, tinha nascido.
Quando Joaquim Pereira dos Santos regressou do Ultramar, aguardava-o um convite para ingressar na Torrefacção Maia, na estrada da Estação, Bairro das Almoínhas. Durante três anos permaneceu como responsável pela produção de café, assistindo e participando activamente no crescimento da empresa. Posteriormente, a Portucel foi a empresa que veio a privilegiar, numa carreira profissional que durou 26 anos. Em Janeiro de 2009 reformou-se para, finalmente, descansar do longo tempo que se entregou ao trabalho com afinco.

Recordar tempos ancestrais
Carrega a saudade da alegria dos tempos de pequeno, que apelida de “saudáveis”. Não existia o índice de criminalidade como agora, as pessoas agiam mais no colectivo, com mais pureza e verdade nos seus actos. Hoje, o individualismo e a indiferença nas relações humanas, “para além de magoarem, apenas constroem uma sociedade com pessoas de costas voltadas umas para as outras”.
Antigamente, as pessoas uniam-se, festejavam os acontecimentos, como a passagem do ano. Nas aldeias faziam-se as fogueiras e saltava-se sobre elas. As rodas humanas e as várias brincadeiras populares eram os passatempos da época. Não havia droga, álcool, discotecas, tantas mortes por irresponsabilidades de condução. Para Joaquim Pereira dos Santos “a evolução do mundo foi tal que nos coloca na fronteira exacta da reflexão, sobre saber se devemos recuar ou impedir de avançar”.
Foi aos 19 anos que “alguém o agarrou nos Pousos, uma terra que, um ano e meio depois de casar, o fez ficar para sempre”. Conheceu a Maria Judite, o grande amor da sua vida, a mulher que lhe conferiu a alegria dos seus dois filhos. Mas a distância veio impor-se, com um casamento recente a ser invadido pela necessidade de cumprir a vida militar no palco da guerra.

Guiné, a passagem da dor
O entrevistado ao reportar-se à sua ida para a guerra do Ultramar, diz-nos que “seriam precisas muitas horas para relatar o que por lá viveu”. Joaquim Pereira dos Santos confidencia-nos que partiu num avião da TAP para Bissau, com uma bagagem pesadíssima de medo. Quando chegou, gozou de um ano de algum descanso, pois, foi um período durante o qual não houve ataques. Mas o terror chegou, entretanto.
No Natal de 1974, às 00h00, a sua companhia sofreu um ataque devastador pelos “Turras”. Passado pouco tempo foi destacado para Gadamael, uma zona fronteira, a 18 quilómetros de Konacri. Aqui, estavam a ser atacados a cada cinco minutos, assistindo à morte de muitos dos seus amigos, temendo que a qualquer momento, também sobre caísse alguma bala. Nas suas mãos transportou, com dor, alguns colegas inanimados, mortos ou quase mortos, alguns com órgãos à vista, outros conscientes e a gritar devido às dores que sentiam.
Joaquim Pereira dos Santos perdeu a esperança de voltar para Portugal, quase assumindo que, mais tarde ou mais cedo, também ele seria uma estatística, “mais um que voltava deitado”.
Procurando evitar a exposição à batalha, sentindo, no entanto, com a obrigatoriedade de combater, conseguiu o milagre de escapar com vida. Recorda os momentos da recepção da Virgem Maria na Guiné, onde o seu puro agradecimento e dos outros colegas sobreviventes, foi um sentimento que perdurou até à actualidade. Contudo, a mágoa também o acompanhou, lembrando os “bons momentos com alguns dos colegas que tombaram na guerra”.
O cenário mais dramático, na Guiné, foram os momentos em que “carregava os colegas mortos para as berliés, transportando-os para as morgues, ficando, a seguir, a fazer sentinela aos cadáveres, como honra de pátria e respeito pela sua missão”.

A guerra dispensável
O entendimento de Joaquim Pereira dos Santos e da maioria dos colegas era que “tudo aquilo era um trabalho em vão, porque alguém estava interessado em manter a guerra para se ganhar muito dinheiro nos gabinetes, enquanto os militares estavam revoltados e contra a sua vontade, arriscando em cada minuto a própria vida”.
Porém, a boa notícia chegou no dia 25 de Abril de 1974. Joaquim Pereira dos Santos estava a fazer segurança numa ponte de Bafatá e aparecem alguns colegas à noite, “dando a notícia que se tinha dado o 25 de Abril e que, brevemente, regressariam para casa”. Nessa mesma noite ninguém mais dormiu. Apesar da boa nova ter trazido a esperança, mesmo assim, ainda tiveram, durante algum tempo, especialmente no período do desmantelamento, de “levarem com a ira e revolta da população negra que aproveitava qualquer oportunidade para dizimar”.
Os militares portugueses não eram aceites pelos negros, mas a distribuição de comida, roupas e outros auxílios na saúde e segurança, começaram a dar frutos. Foi-se gerando alguma tranquilidade na relação entre portugueses e guineenses.
Os canhões sem recuo e as armas ligeiras desapareceram por completo das ruas e florestas da Guiné. As aldeias e cidades, os povoamentos, apesar de revoltados contra os militares portugueses, foram-se apercebendo, aos poucos, dos novos tempos. A excepção foram alguns militares “Turras” que se refugiaram no mato.
Joaquim Pereira dos Santos, depois de regressar a Portugal, para reorganizar a sua vida familiar, desde a primeira hora, que se sentiu desprotegido e ignorado pelo Estado Português. Na sua opinião, “parece que mais ninguém quis saber de nós, do que fizemos, como regressamos, como ficámos, ficando absolutamente abandonados”. Só um Ministro da Defesa fez alguma coisa pelos militares do Ultramar, situação que lamenta, “porque muitos já faleceram e o Estado nada fez para reparar muitas mazelas e outros que ainda vivem, continuam com o abandono, o esquecimento completo”. Para este ex-militar de 57 anos de idade, “apenas Paulo Portas fez algo pelos militares do Ultramar”.
Hoje, permanecem muitos homens em cadeiras de roda, com doenças que lhes afectam a vida, com traumas que perturbam os dias… Não existem apoios financeiros, muito menos psicológicos, para batalhões de homens que “foram carne para canhão”.

A fé como sentido e a família como luz
Como homem que acredita em Deus, assume que a sua dedicação à religiosidade o conduz a uma vida com mais sentido e força para enfrentar os desafios/problemas da sua existência. A missa dos domingos dá-lhe a consistência para o resto da semana.
Deseja partilhar o resto do tempo que lhe está destinado com a família, privilegiando os melhores momentos com quem verdadeiramente merece. Pelo caminho, ficam as recordações da querida neta que “foi um farol, a orientação pura, a relação mais imaculada desde que se conheceu”. Joaquim Pereira dos Santos espera um dia reencontrar a Eduarda de Sempre, “a menina que tanto modificou, moldou, todo o seu ser”. Para isso acontecer entende que nos seus actos “têm de se traduzir ao merecimento para lá chegar”.
Quanto aos períodos conturbados que passamos pelo mundo fora, na sua maneira de ver, os Governantes do mundo, “em vez de gastarem o dinheiro nas guerras, que o gastem na Paz”. Na sua óptica, existem tantas pessoas pacíficas, que apenas precisam do nosso sorriso, de um prato de comida, de uma roupa para vestir e de uma ajuda para se inserirem na sociedade.
Joaquim Pereira dos Santos tem um sonho que confidencia: “a utopia de que todo o ser humano consiga ser feliz nesta curta passagem”.



Joaquim Santos

“O melhor ofício do mundo”

Emília sonhava ser bailarina. António Figueiredo chegou a pensar em ser padre. Cláudia andou indecisa entre o mundo da advocacia e dos polícias. Se alguns desejavam, em pequenos, seguir outros destinos, a vida levou-os a exercer aquele que é, segundo Gabriel Garcia Marquez, “o melhor ofício do mundo”.
Emília Amaral, de 41 anos, António Figueiredo, 43, e Cláudia Trindade, de 26, são jornalistas. Conheceram-se em Outubro de 2008, nos bancos da Faculdade de Letras da Universidade de Coimbra onde, desde então, frequentam a primeira pós-graduação em Imprensa Regional realizada no país.
Com eles, mais cerca de 15 pessoas reúnem-se todas as semanas para discutir o presente e reflectir sobre o futuro da profissão. Todavia, há escassos meses, as expectativas em relação ao curso eram demasiado altas. “Não sendo o que estava à espera, aprendemos sempre algo de novo, quanto mais não seja com a experiência de outros colegas e dos próprios professores”, refere Emília Amaral, directora do Jornal do Centro, em Viseu.
Mesmo assim, o tempo renunciado ao lazer habitual de um fim-de-semana ou à companhia dos amigos e familiares tem valido a pena: “É um complemento de informação técnica e um “fórum” para debate de novas estratégias de abordagem à profissão”, refere por seu turno, António Rosado, jornalista do Diário As Beiras. Afinal, se alguns nunca sonharam tornar-se profissionais da comunicação, hoje, todos os que frequentam a pós-graduação têm, pelo menos, uma coisa em comum: “a preocupação com o futuro e a vontade de saber mais… sempre mais”.









PERSPECTIVAS DE FUTURO

Tânia Lino, hoje com 27 anos e jornalista no jornal “Audiência”, era ainda menina quando fez a primeira reportagem. “Tenho muito presente na mente uma imagem de uma tarde em que peguei num microfone dos meus irmãos e fui com um caderno e uma caneta para junto das árvores de fruto, que o meu pai com canto carinho cuidava. Contei as folhas que a árvore tinha e fiz uma reportagem com tão interessante assunto”, conta.
O bichinho da rádio também se revelou bem cedo na vida de Mário Freire “Em criança cheguei a brincar às rádios, com brincadeiras de entrevistas e simulação de relatos de futebol, mas estava longe de imaginar que esta pudesse vir a ser a minha opção profissional”.
Também António Rosado chegou a simular, com apenas oito anos, programas de rádio “com música na hi-fi lá de casa com micro”.
O tempo foi passando e cada um dos alunos foi trilhando diferentes percursos de vida. Talvez por isso, uma das grandes mais-valias do curso seja, precisamente, a troca de experiência entre colegas. Afinal, contam-se histórias, revelam-se sonhos, partilham-se bons momentos. E os maus também. Como aquele dia – em Abril de 2009 – quando uma colega do curso conheceu a triste realidade do desemprego. Adriana Afonso, que cedo conheceu o mundo do jornalismo criminal, no Rio de Janeiro (de onde é natural), atravessaria o Atlântico para vir trabalhar, durante sete anos, no Jornal O Eco, em Pombal. Naquela tarde, fechava-se uma porta. Outras abrir-se-ão, acreditam os colegas. No entanto, para Adriana, o que mais a entristece “é o facto de não ter perspectivas de futuro”.
Apesar de tudo, ainda há sonhos. Muitos sonhos. Benedita Oliveira, jornalista no semanário Campeão das Províncias, gostava de trabalhar num jornal nacional. Oriana Pataco, de 29 anos e chefe de redacção do Jornal da Bairrada, sonha voltar um dia aos ecrãs de televisão, onde iniciou a carreira.
Emília Amaral deseja montar uma rádio e um jornal numa comunidade africana. “Eles têm “sede” de informação”, justifica. Já o sonho de António Rosado é “fazer jornalismo de “viagens com pessoas dentro”. Gostava de trabalhar num mundo (qualquer que fosse) de gente inteligente”, refere.
A precariedade na profissão é um dos pontos que mais preocupa todos os profissionais que frequentam este curso. Tânia Lino, por exemplo, nunca desistiu do sonho de ser jornalista. Mas, para isso, tem que dividir as horas do seu dia por dois empregos. Por isso – adianta ao “J” –, o seu desejo é vir a trabalhar num órgão de comunicação social que a permita não precisar de ter outro emprego. “Actualmente não consigo viver apenas com o jornalismo, nem quero, pela insegurança que todos os órgãos transmitem. Prefiro não depender financeiramente desta actividade e continuar a fazer o meu trabalho com muita paixão”, revela.

SONHOS E DESILUSÕES

Ser jornalista é, por vezes, uma profissão ingrata. Que o diga Oriana Pataco: “desilude-me a precariedade na nossa profissão. E também o facto do público só saber apontar os erros, as falhas, mas ser ingrato e pouco sensível quando apresentamos bons trabalhos.” Uma opinião partilhada por Diana Claro, jornalista no Diário As Beiras: “Fico desiludida com o facto de não nos darem o devido valor, que não reconheçam o esforço que a profissão exige”. Já, para Mário Freire, o pior no mundo do jornalismo “é a postura de arrogância, inveja e individualismo de alguns colegas”.
A chama do jornalismo, como qualquer outra chama que se preze, necessita de constante alimentação para se manter viva. Em cada um dos alunos desta pós-graduação perdura ainda – apesar de algumas desilusões – a visão romântica do jornalismo. “Apaixona-me a descoberta e a responsabilidade social. Quando percebemos que, por via de um trabalho nosso, conseguimos melhorar a vida de alguém ou fazer alguém feliz, essa é a maior recompensa que se pode pedir”, afirma Oriana Pataco.
Já Mário Freire refere que um dos grandes privilégios da sua profissão é o de “servir causas públicas, contribuindo para o desenvolvimento e uma melhor qualidade de vida, muitas vezes denunciando as injustiças sociais”.



Talvez seja por isso que, apesar da precariedade e de alguma incompreensão, cada um daqueles alunos (ainda) mantenha ainda, “a chama viva”. “Bem lá no fundo, já gosto do sítio onde trabalho...”, diz Diana Claro.




“Um dia gostava de ser reconhecida como uma excelente profissional. Sou feliz onde estou”, diz, por sua vez, Claúdia Trindade, também jornalista no Diário As Beiras.
Ser jornalista é, também, saber resistir, apesar das barreiras, das pressões, da vida quotidiana ameaçada de carências e desgraçadas. E a prova está ali, naqueles bancos da Faculdade de Letras, onde apesar de tudo, a opinião é unânime: “ser jornalista é (mesmo) o melhor ofício do mundo”.








Patrícia Cruz Almeida